ROMA, Italia.- La crisis desatada en Afganistán luego del fin de 20 años de ocupación estadounidense, la reconfiguración de Europa después de la salida de la canciller alemana Angela Merkel y la tensión alrededor de la isla de Taiwán serán otros de los ejes de discusión de la cumbre de jefes de gobierno y de Estado del Grupo de los 20, los países con las economías más poderosas del mundo.
Bajo el impulso del premier italiano Mario Draghi, los líderes del G20 ya se reunieron de forma virtual el 7 de octubre para analizar la crisis afgana, por lo que el tema no estará en la agenda oficial de la cumbre, pero sí será parte de reuniones bilaterales que se den en el centro romano “La Nuvola”.
Luego de las advertencias por una posible radicalización de la violencia en Afganistán tras la salida estadounidense, China envió a su canciller, Wang Yi , a reunirse con una delegación del gobierno talibán en Qatar.
Se reunió con el viceprimer ministro Abdul Ghani Baradar y luego con el canciller del nuevo gabinete afgano, Amir Jan Muttaqi, para hablar de cuestiones políticas y económicas.
Desde algunos de los países emergentes se cuestiona la legitimidad del G20 para avanzar con las discusiones sobre el tema y se reclama que se haga en un ámbito como el de las Naciones Unidas, al que consideran el “lugar natural” para tratarlo.
Otro tema que resonará en las reuniones bilaterales y quizás en el debate general de la cumbre será la creciente tensión por Taiwán, un territorio que China considera “una parte inalienable” de su país, pero donde la gran mayoría de sus 23 millones de habitantes ve a su isla como un estado soberano, una petición que Estados Unidos ve con buenos ojos.
Esta semana, Pekín advirtió al mundo que cree que la isla sobre la que reclama derechos “no tiene derecho a participar en la ONU” ya que “Naciones Unidas es una organización gubernamental internacional compuesta por estados soberanos”, y Taiwán no lo es.
La advertencia china se dio horas después de que el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken les pidiera a los miembros de la ONU que apoyen “la participación sólida y significativa de Taiwán en el sistema de las Naciones Unidas”.
En el medio, el Vaticano, único Estado europeo que por el momento mantiene relaciones con Taiwán, enfrenta las presiones de Estados Unidos para disminuir los gestos hacia China, reforzados tras el acuerdo firmado por Roma y el gigante asiático en 2018 y renovado en 2020, que supuso el acercamiento bilateral más importante en más de 50 años.
Otro tema central, especialmente entre los países europeos, será el futuro del liderazgo continental tras la que será la última cumbre de Merkel, que deja el gobierno alemán tras 16 años en el poder.
Así, mientras el presidente francés Emmanuel Macron intenta superar el conflicto diplomático con Estados Unidos, que tuvo a inicios de mes por la venta de submarinos nucleares a Australia, buscará proyectar su liderazgo europeo como una herramienta que le permita reposicionarse en su país, donde hay elecciones en 2022 y aparece amenazado, especialmente por las candidaturas por derecha. (Télam)